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"LA FELICIDAD, EL AMOR Y LA AMISTAD SON UTOPÍAS QUE GENERAN ANGUSTIAS CUANDO LAS PRETENDEMOS COMPLETAS, LO IMPORTANTE ES ENCONTRARLAS Y DEBORAR LOS MOMENTOS PICO PARA EPOCAS DE VEDA"...RICARDO ARJONA

lunes, 20 de junio de 2011

EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO

SALU2 AMIGOS Y VISITANTES, RECOMIENDO AMPLIAMENTE ESTE LIBRO, ESPERANDO LES SEA DE UTILIDAD SI ESTAN BUSCANDO UN SENTIDO A SU VIDA, ABRAZOS.
RESUMEN
El Dr. Frankl, psiquiatra y escritor, suele preguntar a sus pacientes aquejados de múltiples padecimientos, más o menos importantes:
“¿Por qué no se suicida usted?” Y muchas veces, de las respuestas extrae una orientación para la psicoterapia a aplicar.
En esta obra, el Dr. Frankl explica la experiencia que le llevó al descubrimiento de la logoterapia. Prisionero, durante mucho tiempo, en los bestiales campos de concentración, él mismo sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda. Sus padres, su hermano, incluso su esposa, murieron en los campos de concentración o fueron enviados a las cámaras de gas, de tal suerte que, salvo una hermana, todos perecieron. ¿Cómo pudo él -que todo lo había perdido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció hambre, frío, brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del exterminio-, cómo pudo aceptar que la vida fuera digna de vivirla? El psiquiatra que personalmente ha tenido que enfrentarse a tales rigores merece que se le escuche, pues nadie como él para juzgar nuestra condición humana sabia y compasivamente. Las palabras del Dr. Frankl tienen un tono profundamente honesto, pues se basan en experiencias demasiado hondas para ser falsas.
Es mucho lo que el lector aprende de este fragmento autobiográfico; aprende lo que hace un ser humano cuando, de pronto, se da cuenta de que no tiene “nada que perder excepto su ridícula vida desnuda”. La descripción que hace Frankl de la mezcla de emociones y apatía que se agolpan en la mente es impresionante. Lo primero que acude en nuestro auxilio es una curiosidad, fría y despegada, por nuestro propio destino. A continuación, y con toda rapidez, se urden las estrategias para salvar lo que resta de vida, aun cuando las oportunidades de sobrevivir sean mínimas. El hambre, la humillación y la sorda cólera ante la injusticia se hacen tolerables a través de las imágenes entrañables de las personas amadas, de la religión, de un tenaz sentido del humor, e incluso de un vislumbrar la belleza estimulante de la naturaleza: un árbol, una puesta de sol.
Pero estos momentos de alivio no determinan la voluntad de vivir, si es que no contribuyen a aumentar en el prisionero la noción de lo insensato de su sufrimiento. Y es en este punto donde encontramos el tema central del existencialismo: vivir es sufrir; sobrevivir es hallarle sentido al sufrimiento. Si la vida tiene algún objeto, éste no puede ser otro que el de sufrir y morir. Pero nadie puede decirle a nadie en qué consiste este.

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